"Había una vez una joven guerrera. Su profesora le dijo que tenía que luchar con el miedo, pero ella no quería hacerlo. Le parecía algo demasiado agresivo, temerario; le parecía poco amistoso. Pero la profesora insistió y le dio las instrucciones para su batalla. Llegado el día la joven estaba de pie en un lado, y el miedo estaba al otro lado. la guerrera se sentía muy pequeña y el miedo parecía muy grande e iracundo. Ambos tenían asidas sus armas. La joven guerrera se levantó, fue hacia el miedo, se postró tres veces ante él y le preguntó: "¿Me das permiso para entrar en esta batalla contigo?". El miedo dijo. "Gracias por mostrar tanto respeto al pedirme permiso". La joven guerrera volvió a preguntar: "¿ Cómo puedo derrotarte?". Y el miedo replicó. "Mis armas son que hablo muy rápido y me sitúo muy cerca de tu cara. Entonces te pones muy nerviosa y haces lo que te digo. Si no haces lo que te digo no tendría ningún poder. Puedes escucharme y puedes respetarme, puedo incluso convencerte con mis argumentos; pero si no haces lo que te digo no tengo poder." De esta forma la estudiante guerrera aprendió a derrotar al miedo."
(del libro "Cuando todo se derrumba")
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