Esa voracidad con que me como las palabras queriendo transmitir un todo que no cabe
Esa manera de no poder callar ni el amor ni la sombra ni el deseo ni el miedo
Los dolores que acometen desde adentro en ese afán de perdonar cuando aún no olvido
El miedo a quien pudiera acechar desde los subtes y a los que andan por las calles nocturnas de una ciudad que a penas reconozco
El modo en que me importan mis ávidos amores
Una indomesticada forma de no querer integrarme a la manada sólo por comer la ración del día
La identidad que me otorga ese soplo de desamparo original que aún suena en un ángulo oscuro
El ejercicio de unas alas que no han parado de volar desde el origen
Que pueden levantarme porque son tan mi cuerpo como lo son del ave que despega del mar levantando su presa por el aire
La presa que no fui la que se burla del carcelero y de la jaula
El modo de lamerme las heridas cuando no hay más que hacer que esperar al sol indefectible y claro
La amputación del daño original
La irrupción de la poesía en medio de la muerte
El abrazo obstinado que me doy y que doy sin distinción de razas ni pruritos
El deseo de ser abrazada como quien respirara al encontrarme
La vana pretensión de ser única
La imposibilidad de dejar de ser diversa
La invocación de un amor que nos excede
Que nos habita
Que sabemos posible
Desde el llamado de la sangre universal
Lo incalmado
Eso también soy yo
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