sin dudas, el cotidiano vivir viene difícil y feo por estos lares.
Aclaro que feo, porque Bach es difícil, Chopin es difícil, y no es feo ni el trabajo que dan, ni mucho menos el premio que contienen esas dificultades.
En eso andaba cuando salió Mary Oliver a recordarme la paciente parábola.
Este libro, -El trabajo del sueño-, tiene desde ya su lugar en este blog, aunque por ahora sólo despunte en el final del poema "Trilios".
Por eso:
¡¡¡feliz nuevo año difícil para todos, que lo difícil no quite lo feliz !!!
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