el mismo señor que me da ternura cuando nombra a sus nietitas y destaca cómo se van al mar tomadas de las manos, es el que me da bronca cuando empieza a lanzar chistes de suegras
*
La panza colgante del hombre en la playa-
Dos golondrinas revolotean
*
Para qué, -me pregunto-
un varón sin ternura
*
Comiendo pochoclo escupo
las bolitas de maiz-
Las nenas enarenadas como milanesas
se divierten
*
En la playa
un perro negro-
No sabe a quién seguir
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