El nido

Me voy a esconder en lo más oscuro de la noche. Me voy a esconder para nacer mejor. Si me asomo será sólo con escafandra, gorro, barbijo, anteojos para el sol y traje de astronauta.

Mientras yo y mi yo no nos eduquemos mejor ante lo que se ve venir para cualquiera menos para mí y él, o sea, para mí y mi yo, vamos a estar juntitos aquí, abrigaditos en el útero de la noche.

Abriremos la puerta, pero con mucho cuidado, sólo a los que se presenten con nombre y apellido y el juego de cartas en la mano.

Yo y mi yo nos desnudamos ante quienes se desnudan con nosotros en medio del frío o del calor. Amamos la compañía, el amor, la amistad, pero si no nos desean enteros mejor nos vamos. 

Nos gusta que nos quieran por lo que somos y que se ilusionen con lo que podemos ser. En nuestra casa dejó de haber lupas y centímetros desparramados. Y el que no quiera estar, que se vaya sin lastimar. Con eso alcanza 

Yo y mi yo hicimos mucho trabajo durante años por ser queridos, y estamos exhaustos. Hicimos horas extras sin cobrar y muchas veces terminamos pagando lo que el otro no pudo o no quiso.

Así que cofia, mañanita, bufanda tricolor, vermú con papas fritas y a seguir trabajando por lo que vale la pena. 

Estamos muy contentos por aquí con lo que vamos logrando, pero cada día nos queda más clarito que se comparte con quien valora. 

Perdonamos, pero si todavía permitimos que nos rompan aún sabiendo nosotros mismos que nada nos resulta fácil en cuanto a poder tener una visión de las cosas que nos permita protegernos, más vale perdonar de puertas afuera. 

Hay cosas que nos abren, como a todos. No somos tan originales. Cuando las vemos y las sentimos nos abrimos de par en par. No es difícil descubrir por dónde entrar a nuestra casa, pero hay que tomarse el trabajo. 

Por eso me voy a esconder en lo más oscuro de la noche. Me voy a esconder para nacer mejor. Si me asomo será sólo con escafandra, gorro, barbijo, anteojos para el sol y traje de astronauta. 

Yo y mi yo estamos juntos, aprendimos a hacer nido. Y el nido puede estar vacío momentáneamente, pero no de uno mismo. 

Y se lleva puesto a todas partes.