Es una palabra tan poco utilizada como pródiga en sentidos.
Vislumbrar abre todos los espacios.
Si puedo vislumbrar lo que no sé, soy capaz de bajarme de mi arrogancia y de predisponer mi curiosidad.
Si puedo vislumbrar lo posible dentro de lo aparentemente imposible, soy capaz de salir de mi impotencia.
Si puedo vislumbrar belleza puedo ir en su busca.
Si puedo vislumbrar verdad, puedo ir en su busca.
Si puedo vislumbrar que hay cosas por vislumbrar puedo abrirme a la vida y quitar todos los cerrojos de las puertas cerradas.
Si puedo vislumbrar es que hay algo más allá de mí, de mis límites, incluso de mi imaginación
Porque la imaginación sólo es útil si va de la
mano de lo vislumbrado.
Si puedo vislumbrar abro el futuro de la mano del presente e incluso puedo abrir las puertas del pasado al servicio de las fuerzas de la vida, para mirarlo desde un sitio del que aún carezco.
Si accedo a la vislumbre y la sigo, incluso puedo rebautizar mi pasado visto desde un lugar con alas.
Vislumbrar y soñar son verbos que se llevan bien, pero vislumbrar no es un ejercicio solitario, sino es ir más allá de mí para que las cosas sucedan.
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