Las manos y las rosas comparten un mismo destino,
un mismo lenguaje:
abrirse y cerrase en torno a una tarea.
Florecerán
Suspenderán el movimiento colgando de sí mismas
como capullos pesados
Tocarán el piano o lavarán la ropa
Pesantes, caerán sobre la tecla
Despertando un sonido
Retorcer o pulsar
Apretar o rotarse
Descansar
La rosa en la noche desde el agua
El silencio
La mano, un cuerpo lleno de pétalos
Los dedos de la rosa
abren y cierran la jornada
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