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domingo, 23 de mayo de 2021

MARCOS SILBER PARTIÓ EN SU CABALLO DE PLATA

Mañana y estos próximos días supongo que habrá muchas notas recordándolo, y si es así, será muy bueno, será magnífico.

Marcos Silber partió hacia el infinito en su caballo de plata. 

Viejo lindo, -perdoname la confianza para llamarte así- , quiero ser parte de tu harén eterno, de ese fogón inmenso tan lleno de amigos... ¡cómo me hubiera gustado ser tu hija, tu familia, haberte conocido mucho antes!.

Dicen quienes te conocieron mucho más que yo que siempre fuiste así, un ser tan generoso, tan querido y querible, además de tan buen poeta.

Te conocí sin proponérmelo y sin saber ni quién eras, cuando presenté en el Café Literario Antonio Aliberti "Accidentes geográficos". Leí varios poemas, y cuando terminé te me acercaste y me llamaste aparte. Me dijiste: "piba, me gustó mucho cómo escribís, me llegó, te digo en serio...Cuando escuchaba me pregunté ¿quién será esta piba que escribe así?". Le agradecí emocionada sus palabras y le pregunté su nombre. "No importa mi nombre", me dijo. Y luego le pregunté a una de las poetas que organizan ese encuentro, a Nora Nardo. "¿quién es ese señor?". "Marcos Silber", me dijo, y que era un honor que le hubiera gustado lo mío, porque era un gran poeta.

Yo no me movía en el mundillo poético, y la verdad es que me resonaba su nombre pero no sabía quién era. Cuando volví a casa me puse a guglearlo y por supuesto que encontré poemas para deleitarme un rato largo, y un reportaje en el que contaba su vida, la historia de su padre analfabeto, y la historia de su accidente y su depresión que lo hicieron perder el trabajo y ganar la poesía para siempre.

Un día nos encontramos en un café por Santa Fe y Scalabrini Ortiz, me invitó como un caballero a un té con unas masas y le obsequié mi libro. Tuvimos una hermosa charla que no olvidaré. Aunque para mí fue única, no fui la única destinataria de ese tipo de reconocimientos. Él siempre alentaba a todos los poetas que empezaba a conocer con una inmensa generosidad.

Era un tipo alegre, vital, siempre nutriéndose de cuanto evento poético y artístico pudiera, siempre preñado de sueños, y generando espacios de encuentro, dando a luz nuevos proyectos... Joven a sus ochentipico, con una vitalidad envidiable robada a sus achaques, sexy, "el seductor sin vacaciones" como bien lo han dicho las queridas Pretextas, esa gente que deja marca, no cicatriz, como dice el dicho.

Por eso lo lloré casi nada, él no hubiera querido me parece. 

Esa gente se desprende del árbol como un fruto y se vuelve a la tierra sin hacer mucho ruido, para nacerse eternamente.

Nunca se van. 

Acompañan. 

Son semilla.

¡Gracias Marcos Silber! ¡Buen viaje, maestro!


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