Es de destacar que para los griegos todo tenía un profundo sentido práctico, es decir que las cosas no se inventaban porque sí, sino para ejercer un efecto sobre la vida del hombre . Los filósofos griegos coincidieron en asignarle a la música un papel relevante en la educación de las personas, por ejemplo.
Ya en las más antiguas fábulas griegas se ve que “de
la música emana un poder milagroso a cuyo efecto mágico no se puede sustraer ni
la naturaleza muerta, ni la viva; ni el animal ni el hombre; ni el cuerpo ni el
alma”.
Durante el transcurso de la historia griega esta
función mágica va adquiriendo matices más racionales: es decir más conscientes.
“El hombre empieza a tener conciencia del poder de la música, y se pone a
dirigirla de acuerdo con su voluntad y a aprovecharla para sus finalidades. Así
se produce el florecimiento de la música griega en la última mitad del siglo V
a C."
Platón, en su doctrina del Ethos, plantea cómo lo que
sucede en la música tiene un reflejo directo en el sentir, el pensar y el
accionar del hombre, por lo cual era considerada una parte esencial de la
educación del individuo.
Según wikipedia, bien documentada en este caso, "Catarsis (del griego κάθαρσις, kátharsis, purificación) es una palabra descrita en la definición de tragedia en la Poética de Aristóteles como purificación emocional, corporal, mental y espiritual. Mediante la experiencia de la piedad y el temor (eleos y phobos), los espectadores de la tragedia experimentarían la purificación del alma de esas pasiones.
Según Aristóteles, la catarsis es la facultad de la tragedia de redimir (al "soportar la purificación") al espectador de sus propias bajas pasiones, al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de estas; pero sin experimentar dicho castigo él mismo. Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos. De modo que, después de presenciar la obra teatral, se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final.
En las tragedias clásicas, el motivo principal del infortunio es casi siempre la hybris, o el orgullo desmedido que hace a los mortales creerse superiores a los dioses, o que no los necesitan ni les deben honores. Dicha hybris es considerada como el más grave de los defectos, y la causa fundamental de todos los infortunios.De este modo la tragedia también alecciona y enseña al espectador respecto a los valores de la religión clásica. La catarsis es, pues, el medio por el cual los espectadores pueden evitar caer en la hybris."
No recuerdo si fue Sábato, pero sí recuerdo que han sido más de una las voces que afirman que si los asesinatos, y demás abominables acciones cometidas en los libros las hubieran llevado a cabo sus autores en su vida personal hubieran terminado muy mal... Aplíquese a toda obra de arte, dictada por cualquiera de las musas... Siempre, -aunque la palabra es tal vez muy rotunda-, creo yo que siempre la catarsis como liberación de montones de contenidos emocionales "reprimidos",- para usar un término que quizás sea algo limitante pero válido-, sirve para transformar en maravillosas sublimaciones que no sólo han salvado a sus creadores en muchos casos de cometer los suicidios, crímenes y demás negruras que no cometieron, sino que aunque las hubieran cometido los redime en su obra, que de esta manera queda como espejo en que la humanidad se puede mirar y reconocer de arriba a abajo, desde el milagro de la belleza.
No es lo mismo violar a un ser humano que mostrar esas realidades en obras de arte inmensas como la trágica "Rocco y sus hermanos", de Luchino Visconti, por dar un sólo ejemplo.
Volviendo a la dimensión liberadora de la catarsis, muchas veces se habla, y con razón, de que un texto, -por ejemplo-, es catártico, cuando ese hecho le hace perder valor estético.
Y es que el problema no es que el hecho artístico sea catártico, porque esto es así inevitablemente, sino que solamente sea catártico, poniendo el énfasis en el "solamente".
Si una obra de arte es sólo catártica, libera ,-si es que lo hace-, sólo al que la crea, pero tal vez no más que propinar un puñetazo sobre la mesa, vomitar, o romper algún objeto. Es una mera descarga.
Lo catártico en la obra de arte apunta a poder llegar a ser conjuro y magia a la vez: a trascender el objeto de su motivación aparente, dándole la dimensión de algo más abarcativo, más amplio, en que la mejor posibilidad que se abre ante las manos, el sentir, o el intelecto de quien está creando es trasmutar eso vivido, -ese contenido perturbador o traumático-, en otra cosa, que tal vez sea una síntesis de diversos hechos relacionados, o una ilación que resulte espejo de realidades múltiples aunque una sola voz las entone.
Y si se logra esa alquimia, será la Magia la que obre el milagro de la creación artística.
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