Salgo de la
escuela, y mis pasos casi automáticamente me llevan a la esquina de siempre…lo habitual. Voy medio distraída, perdida en vaya a saberse qué
abstracciones, como quien busca algo sin encontrarlo, y me quedo ahí, parada en
la entrada del Banco por unos minutos. Mi mirada se detiene casi sin querer
junto al árbol cercano al cordón de la vereda, y de pronto todo cambia… ¡no
puedo creer lo que estoy viendo!: dos palomas oscuras dando vueltas en la
persecución de una miga de pan bien grandota…
Pero el detalle, el verdadero detalle es que una de ellas es renga…Entonces la
paloma que está sana va empujando la miga con el pico, como si jugara un
partido de fútbol, mientras saca provecho de su ventaja, picotazo tras picotazo
paloma
astuta:
tu pelota de miga
no se comparte
la paloma renga, - más pequeñita-, hace lo que puede… y puede poco
de
tanto en tanto
la palomita renga
logra un bocado
Mientras la gente hace cola para entrar al banco, yo me río sola, mirándolas
perseguir el gran botín, una con desesperación y la otra fanfarroneando…
Y así estaba la cosa cuando de repente ¡pluf!, lo inesperado:
un
gorrioncito
llevó bien alto el pan
¡viveza criolla!
El pícaro las venía estudiando desde el cablerío, y se llevó muy orondo la bola
de miga, volando, volando…
Las palomitas, despistadas, ahora no saben muy bien qué hacer…Eso sí: están en
igualdad de condiciones.
Me voy caminando despacito hasta la parada del colectivo mientras viene a mí la
tradicional copla , tristona, plañidera, de las dos palomitas, y empiezo a
tararearla:
“Dos palomitas/Se lamentaban/Llorando/Y
la una a la otra/Se consolaban/Diciendo”…
(2010)
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