NO DEJES DE ESCRIBIR
En la última carta me decía no te arborices. Eso me decía, no te disperses.
Enfila los soldaditos de tu factoría en dirección del mar
hasta la boca de la ballena habladora.
No te distraigas me decía, no te salgas de la inquietud, eso me decía no te apartes del cuenco donde se cocinan las perlas del mago y la voz de tu amada.
No te duermas, me decía, no te alejes de la luz, eso me decía,
la que da en la frente de la sagrada palabra. No abandones la marcha
la del felino que marca la cadencia.
Resulta tan escaso
el aire que resta en los pulmones...
Eso me decía.
El día la vida recién comienza. También la muerte la noche.
Marcos Silber
(dice Fernando Ramiro Silber , -su hijo-,
"Su palabra no cesa.
La poesía para él un boleto a la eternidad."
Y lo acompaño, tantos lo acompañamos)
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