También tira como una yunta de bueyes, aunque muchos no lo sepan, no lo hayan vivido, o lo desvaloricen.
A veces, se extraña esa mano que se tomaba de la nuestra al escuchar una música, o contemplar un paisaje o una película, y uno saldría corriendo a buscar desesperadamente ese instante, esa mano, como si se tratara del tesoro más preciado de los dioses, o tal vez , de la síntesis más perfecta de todo lo demás.
Por eso, en todos los idiomas, parece que alguien dice:
“Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido. Más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor.”
― Mario Benedetti, La tregua
UNA PRESUNCIÓN
Dame tu mano
Haceme lugar
para que te lleve
y te siga
más allá de este furor de la poesía.
Dejá para los otros
la intimidad
de tocar las palabras
y el amor por la pérdida
del amor.
A mí
dame tu mano.
(Maya Angelou)
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