Papá era analfabeto y durante toda su esforzada vida padeció esa infame condición. Tal vez de allí provenía era veneración, ese como culto reverencial por toda palabra impresa.
………. Cierta vez descubrí el faltante de algunos ejemplares de un título que acababa yo de publicar. A mi requerimiento, mamá, no sin previo juramento de reserva, confesó: “Es tu papá que se lo lleva al mercado (donde trabajaba), allí los reparte”. Con el tiempo, una de mis más claras aspiraciones apunta a que cada una de las palabras escritas por mí acudan al espacio desierto de cada una de las palabras no escritas por él. Ese, tal vez, se constituya en el lugar más intenso del encuentro, el del deseo satisfecho, el del consuelo y la reparación, al fin, el de la victoria de la palabra de los dos sobre los hielos del silencio.
Marcos Silber –de “En camino”, en Otrosí digo, 2018–
(Fotograma de la película argentina "El abrazo partido")
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