Como la polilla
que necesita la luz
y hace de un rincón alumbrado por mi lámpara
su casa,
así dependo yo de la lámpara de dios
para darle abrigo a mi conciencia
cuando teme que alguna alpargata la asesine
o que el mundo insecticida, - mirándola sin piedad,
sin la bendita aceptación prodigada a las mariposas -,
se ponga a perseguir su vuelo descastado,
sus vigiladas alas.
C.Bakún
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