La vida secreta de una Escuela : Romeo y Julieta

Romeo tiene gorrita y hace hip hop…así lo conocí. Estaba de novio, y la amaba…Mucho.

Julieta no había podido terminar la secundaria…ya siendo alumna mía en otra escuela había pasado por un coma alcohólico a sus catorce años. Tenía ternura, se le veía. Llevaba a su perrito a pasear cuando pasaba por el cole a buscar a sus ex compañeros, y se sentía orgullosa de su cachorro. Ya no cursaba.

Julieta se había perdido en mis recuerdos cuando conocí a Romeo, quien me refirió que era su novia y que se acordaba de mí. Me mandaba saludos.

Romeo era hijo de un violinista muy talentoso y reconocido. Él en cambio hacía grafittis y hip hop.

Sus ojos también tenían dulzura, y sus palabras eran atentas y cariñosas.

Pese a su talento, decidió dejar el cole porque había conseguido trabajo en una cadena de supermercados. Y aunque los compañeros y yo, y supongo que muchos profes intentamos disuadirlo, no hubo caso, y abandonó.

Volvió este año a inscribirse. Le pregunté si había dejado el trabajo, intuyendo una historia trivial o no tanto, la de los muchos pibes que dejan la cursada por la ilusión de una independencia que no podrán lograr con trabajos de explotación.

Pero no: había mucho más en su historia.

¿Te acordás de Julieta? Me preguntó.

Y se puso a contarme que la familia de ella le pegaba, que la habían llenado de golpes, la madre, y creo que también la hermana o el hermano, - no quise escuchar demasiado, o no pude-, estuvo grave, internada en un hospital tres días o más, y Romeo no se movió de su lado.

El trabajo que había conseguido era para poder sacarla de su casa y habían vivido juntos un tiempo.

Esos tres días habían estado los dos solos, sucios, sin bañarse, me cuenta.

El padre de él quiso medicarlo porque supuso, no sé si con o sin fundamentos, que había experimentado un brote psicótico.

No sé después de qué “cosas locas”, él se recuperó, pero sin aceptar la propuesta de tratamiento de su padre, de quien se distanció.

Julieta y él no pudieron seguir juntos. Supongo,- porque no quise preguntarle más-, que ella seguirá viviendo con su familia Capuleto.

Romeo abandonó a los Montesco y ahora vive solo.

Sus ojos dulces y tristes me interpelan.

Lo espero. Lo veré en el nuevo intento de retomar sus estudios.

                                                                (de cuando daba clases, borrador de 2014)