Al que ama, la permanencia de su amor,
agua al sediento y después una caricia,
aire al acongojado, al jardinero flores,
al que sufre, un buen samaritano
y un camino de regreso al que partió.
Suaves latidos al desesperado
y confianza al que espera y duda,
la risa de un lunático al que padece su cordura
y una luna para el equilibrista.
Un lago calmo al que precise de mirada,
una casa para el despojado,
al desconcertado, brújula,
al que medita, su cueva silenciosa
y al que canta un eco desbordado.
Algo a todos, a todos algo,
verse en el otro a cada uno,
alma al que fue abandonado por el alma de su madre,
y cuidado a los frutos de la tierra
y a cada ser su tiempo merecido
y al buen y al mal ladrón perdones
y belleza y justicia para nuestro breve, misterioso don de haber nacido.
(C. F, 24 de diciembre de 2016)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario