frente a una jaula
sin cerradura ni llave,
me siento.
La jaula está dentro de mi casa.
Cuando me duele todo el cuerpo
y no puedo hacer nada más,
me quedo contemplando
lo que se mueve dentro de ella:
escucho, miro, saco conclusiones
a veces
o tan solo sigo el revuelo de los
fantasmas moviéndose dentro.
Muchas voces entonces me reprochan
mi inacción
mi parálisis.
Pero yo sé
que estoy escuchando
en las cenizas
el sonido de las perlas de las que
Rumi hablaba,
y sonrío.
Nada más inútil que esa visita,
me dicen las voces
-Nada más bellamente inútil
que esta contemplación,
este descanso
en medio de la tormenta, les digo.
Y cuando el cuerpo para de doler,
Remonta vuelo
Y
Baila
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