Mamá:
tenemos un secreto
Estoy convencida de que inauguramos algo nuevo vos y yo
algo nuevo en la familia
No sé, pero pensé si acaso tendría relación
con la capacidad que entrenamos,
la de entender el nombre de las notas
mientras van sonando,
como al dictado.
Eso no es poca cosa
No se trata de algo insignificante
Tal vez sea ni más ni menos que el susurro de lo inefable
como el río
o el tumultuoso discurrir del mar y las cascadas
No importa: los sonidos
arracimados ferozmente o despaciosos
no hacen más que contar una historia secreta
que está detrás de su nombre
Sólo vos entenderías de qué hablo
cuando digo que mi oído mutó,
y ahora escucha un semitono por arriba de la realidad
Que cuando suena un re yo escucho un mi bemol
Compartimos un código, o tal vez un idioma
Hay primos y primas e hijos de los primos y primas
que cantan y tocan instrumentos
Pero no sé si escuchan el nombre de los sonidos cuando van sonando
No lo sé
Debería preguntarles
Pero vos y yo tenemos un secreto, mamá
Eso es indudable
Hay un modo de ser en poder descifrar Chaicovsky o Beethoven
al voleo
Hay un modo de ser en entender ese contrapunto o aquella armonía
los pasajes fugados o la instrumentación y sus detalles.
Es una capacidad superlativa la que adquirimos, mamá
¿No es cierto? ¿Qué te parece a vos?
¿No es acaso esto digno de un abrazo?
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