Dijo mi madre que cuando
Me lleve la vida a la ruta del pan
Y ella falte a cuidarme
Y no esté su consejo
Ni esa luz que la sangre sabe dar
Habrá un ser que a mi espalda
Con mi forma y con alas
Y que ángel se llama y es mi bien
Dijo también que aquel ángel
Invisible a todos y también a mí
El que en aires de sombra
Con un viento en el alma
Me daría en su savia la verdad
Y así fue que seguro
Eché rumbo a la vida
Con la fuerza del ángel en mi andar
Después, con el tiempo me fui
Por soles que van a la ansiedad
Pero el ángel no estaba
Lo perdí por la infancia
De la escuela a la casa, tiempo ayer
Soledad del intento
De gritar con los sueños
La verdad que en el hombre no se dio
Cuando la luna en su viaje
Me rompe las noches en un ángel de alcohol
Me desangro en las mesas
Y la luz de un amigo
Es el ángel que guarda mi dolor
Y la calle me junta
Con un ángel distinto
Con un hombre cualquiera, como yo
Duele saber que la cosa
Que quise de niño era piel de ilusión
Y que el ángel camina
Con los pies del cansancio
Que nos trepa a la vida por luchar
Y se muere el relato de la madre que un día
Nos dio un ángel de guía con su amor
Después, con el tiempo me fui
Por soles que van a la ansiedad
Pero el ángel no estaba
Lo perdí por la infancia
De la escuela a mi casa, tiempo ayer
Soledad del intento
De gritar con los sueños
La verdad que en el hombre no se dio
Ariel Petrocelli (n. 1937 - m. 2010)
el poeta salteño, -considerado uno de los fundamentales en el folklore argentino-, logra encontrar los versos para la melodía ya compuesta por Hugo Díaz, la cual venía esperando largamente por esas palabras.
Palabras de una dura y dolorosa nostalgia ...
Hermoso homenaje, Claudia.
ResponderBorrar¿Y qué otro modo mejor sino con las propias palabras del poeta?
Hay desgarro en ese darse cuenta: "...pero el ángel no estaba...".
Una zamba que siempre me ha conmovido (como todos los poemas de Ariel devenidos letras o no) porque la música que aguardaba palabras le llegó de un profundo y sentido socavón, y su conjunción se transforma en arte puro.
Gracias, amiga, por traer hasta aquí a uno de esos grandes, que como tales, se quedan para siempre...
Un beso.
a mí también me conmovió desde que la escuché por primera vez en tierra cordobesa...después me enteré de la historia extraña de la música de Hugo Díaz que venía esperando esa letra de Ariel...Estoy tratando de esbozar en el blog un recorrido (que no se puede trazar en unas pocas entradas, aunque sí se perfilará con el tiempo)desde la palabra del niño en la poesía a la palabra del niño perdido, del niño evocado dediferentes formas, para llegar al niño re-encontrado...ojalá pueda lograr mi propósito.
ResponderBorrarUna vez más agradezco tu presencia y tu aliento en este rincón, las cuales valoro enormemente.
Un gran abrazo para vos, Juan Carlos!