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sábado, 27 de marzo de 2021

NO RETORNAREMOS


NO RETORNAREMOS


No retornaremos, 

hoy lo sé: no retornaremos 

lo digo con miedo a mi palabra sin miedo a mi palabra 

sabiendo sintiendo que esta velita de la torta 

no la soplo yo sola

No retornaremos humanidad querida, 

patriamatria universal y atónita: 

nos acostumbramos 

a zurcir nuevamente las medias como hacían las tías 

nos acostumbramos 

a abrazar al amado que habita nuestra cama cada día 

nos acostumbramos 

a que hoy es lo único importante lo único que sucede 

el único escenario posible para bailar esa danza 

que justo habías soñado 

y no importó el espacio: fuiste isadora 

o nureyev justo a tiempo 

te reíste fuerte y empezaste la danza sin final 

en el escenario justo de tu vida 

justo como está y donde está y con quién está, 

y si estás con vos si no hay nadie más 

igual la danzaste como si el público fuera la esperanza 

los muertos amados que no cesan de vivirte adentro 

los que te sostienen el alma con los hilitos esos que cuelgan de las nubes 

los que te tiran de los pies para abajo con la fuerza de todas las raíces

No retornaremos: es imperativo categórico y neto 

a la desolación a la estafa al vil mundito 

al “es lo que hay” con subidita de hombros, 

con resignada actitud de sonrisa impostada 

con la mueca consabida de labios bien pintados 

y tacones siempre lejanos 

al audio con que ahorramos las palabras con cuerpo 

las palabras en tiempo real 

las que se juntan 

y contrapuntean con las del otro

No volveremos al saludito a las apuradas 

porque no queremos que oigan los amigos 

nuestra voz apenada hecha pedazos 

porque no queremos oír a nadie 

porque basta de no tocar el timbre sin agendas 

porque nos vamos pareciendo al primer mundo 

cuando el primer mundo se derrumba con nosotros 

en la impiedad del no contacto al que nos sometimos voluntariamente 

en la estupidez de imaginarnos que somos más enteros si no damos la mano

No retornaremos a soltar cualquier cosa en nombre de la libertad 

ni retornaremos a agarrar cualquier cosa en nombre del amor 

el grito infecto no será nuestra patria 

celebraremos al que canta por la calle al que silba y saluda a su vecino 

al que sale bailando de su puerta 

habrá aglomeraciones para levantar al caído para salvar al accidentado 

sonarán los teléfonos para ver cómo están los amigos mucho más a menudo 

que para las fiestas de guardar y los cumpleaños con suerte 

y no tendremos más miedo del dolor 

amaremos a los viejos antes y después del alzheimer 

y cuidarlos será un placer del que no nos privaremos 

y los despediremos contándoles un cuento 

de un gran pez que se va por los mares dando saltos 

les masajearemos los pies con amor inaudito 

y nos predispondremos para amar su partida 

aunque nos duelan a pedazos 

Ni los locos ni los sabios ni los que viven diferente nos asustarán 

porque estaremos de acuerdo con nuestra alma 

y contra eso no hay antídotos 

y seremos felices con el vuelo de otros aunque no sea el nuestro 

y nos pondremos a llorar a gritos con el dolor del otro aunque no sea el nuestro 

porque estaremos más cerca del alma humana 

esa que de nada se avergüenza 

y nos permitiremos arrepentirnos y rectificar 

y gritar a los cuatro vientos que estábamos equivocados 

y cambiar de opinión cada dos segundos si hace falta 

y pedir mil perdones y reírnos tanto tanto de nuestro autoimportantismo 

que nos escucharán desde el otro extremo del planeta 

y nuestra risa será contagiosa 

habrá aglomeraciones en torno a los arco iris 

y la gente se tropezará por mirar para arriba y suspirará porque hay sol 

y suspirará porque hay lluvia 

y suspirará porque el viento frío en la cara le recuerda que vive

No retornaremos a ninguna normalidad: 

nos sentiremos extraños de por vida 

nos sentiremos raros condenados liberados 

preguntantes sufrientes y rientes 

pero ante todo sintientes 

con un cuarto del cerebro que perdemos 

en preguntarnos cosas imperiosamente inútiles 

construiremos nuevas catedrales 

y nos sobrará energía para danzar de la mano alrededor de ellas 

Nos negaremos a ser una pieza inservible 

en un torneo de ajedrez preparado por el diablo 

habrá juegos que no nos permitiremos jugar ya nunca más 

no habrá tiempo ya para perderlo 

no habrá tiempo más que el hoy para decir esa palabra pendiente 

o para callar esa otra que nos cuelga del desvarío 

no habrá tiempo más que el hoy para ese viaje a ninguna parte 

o hacia alguna que de veras nos ponga bien 

no habrá mentiras para publicar en ninguna página que no sea nuestra alma 

y lloraremos con una música un recuerdo una mirada 

lloraremos de felicidad y de emoción 

nos lloraremos si hace falta las veces que haga falta 

nos cuidaremos sin que nadie nos lo mande 

mataremos al virus de la indiferencia 

ese terriblemente contagioso las veces necesarias

dirigiendo toda nuestra atención al centro de conciencia en donde habita, 

allá lejos en nuestro corazón y nuestro estómago 

y la batalla contra nuestra toxicidad será ardua pero compartida 

seremos espejos leales: los semejantes los prójimos serán espejo noble 

nosotros seremos mendigos obedientes y aprenderemos a tenernos misericordia 

haremos el amor como cantar 

y cuando llegue la muerte 

-esa ilusión de olvido-

 nos haremos más fuertes que nunca para partir 

y sobrevivir en las memorias necesarias 

y gritaremos amén 

para que los suplentes que lleguen a cubrir el puesto 

aprendan rápido y bien 

eso que tan caro nos costó aprender 

y no repitan la sangre derramada nunca más

No retornaremos, normalidad. No nos esperes.



 

 C. Bakún, 2020

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