Este cuento, que yo conocí con el título " ¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?", y que no puedo transcribir de la fuente original , me acompaña siempre desde hace unos años. Lo comparto porque, como aconsejara don Buda, uno debe dar fe de lo que experimenta. Y si bien este cuento siempre resonó en mí desde que leí "El libro de la Sombra", -inspirado en Jung-, hoy puedo sentirlo.
Una historia china habla de un viejo sabio, viudo y muy pobre, que vivía en una aldea con su hijo y, su única propiedad era un caballo.
Todos sus vecinos le tenían lástima y siempre decían: “Qué triste que todo lo que tienes es un hijo y un caballo” El viejo sabio siempre respondía con las siguientes palabras: “¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?”.
Un día, el caballo se escapó. Todos los vecinos se le acercaron con mucha compasión, diciendo: “¡Es terrible, tu único caballo se escapó y ahora solamente tienes a tu hijo! ¡Es terrible! Como siempre el viejo sabio encogió sus hombros y dijo: “¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?
Pasó una semana y el caballo regresó, y con el venían doce hermosos caballos salvajes. Los vecinos estaban muy emocionados y corrieron hacia el viejo proclamando su buena fortuna: “Es tan maravilloso, ahora tienes muchas posesiones” El viejo sabio respondió una vez mas encogiendo sus hombros con las acostumbradas palabras: ¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?
El viejo sabio le dijo a su hijo que comenzara a entrenar los caballos salvajes para que pudieran serle útiles. Un día, el hijo estaba montando un caballo particularmente salvaje, se cayó y se rompió ambas piernas. Cuando los vecinos supieron, llenos de lástima, le decían: “Qué cosa tan horrible lo que le pasó a tu único hijo” El viejo sabio nuevamente se encogió de hombros y dijo: ¿Qué es bueno, qué es malo, quién sabe?
Poco tiempo después llegaron unos jinetes de una villa cercana buscando a todos los hombres físicamente capaces para ir a la guerra y para ayudarles a proteger su villa de la banda de ladrones que merodeaban por ahí. Así fue como todos los hombres de la villa cercanas fueron a ayudar a la guerra excepto el hijo del viejo sabio, quien tuvo que quedarse en la casa porque sus dos piernas rotas aún no habían sanado.
Todos los jóvenes que fueron a la guerra murieron, pero el hijo del viejo sabio vivió muchos años.
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