Elegante y opulento y, sin embargo, ignorado, “el salón de baile escondido” de Versalles, cuyo piso íntegro está hecho con muchos frágiles paneles como una sola, pulida superficie de espejo, yace limpio en la oscuridad, sin ser penetrado en dos siglos por una chispa, ni siquiera un rayo de luna, ni fósforo, lámpara o luz alguna, excepto una vez. Entonces, un minúsculo puñado de huevos de insecto (introducidos por una grieta a través de una imperfección de una moldura, hasta el gran piso de espejo) crió luciérnagas.
Eso fue en 1893.
(último cuento de El idioma de los gatos)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario