se detiene en la esquina
el pelo negro
el rostro moreno
añoso
con la nariz muy abollada hacia un lado
y bellamente va sacando de un ramo de rosas rojas bien gordo
una de ellas
Me la da
Le pregunto si es un regalo
y me dice que sí
Le pregunto por qué
y me dice que porque me lo merezco
Le digo gracias y llevo la rosa a mi corazón
Estoy por cruzar la calle
y enmudezco
y cuando puedo volver a pensar
pienso que hay gente que nos lee por donde deseamos ser leídos
que nos lame el alma en el lugar justo
que nos observa sin ser vista
justo en ese momento en que brillamos por el lado que mejor lo hacemos
Y entonces aparecen y se acercan
nos dan un premio a alguna cosa
que no sabemos bien
reparan algo que necesitábamos tanto que repararan
como si lo hicieran en nombre de quienes no pudieron hacerlo
o vaya a saber uno en nombre de quién
y nos ponen a llorar de una emoción santa
mientras andamos con la correa en una mano
y una rosa en la otra
una rosa redonda
roja, suave,
aromada
como un ángel
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