Desapegados del alma,
corren, buscan un sitio
en la inmensidad de las
preguntas
que el corazón se hace
cuando no domina la esperanza.
"Aquí nos
encontrarán tal vez
cuando el mundo se
pudra", dijiste.
Aquí
bregando por una
transparencia
imposible
pagando con vicios
lo que otros con
convenciones,
con el corazón un poco
gastado
o tan maduro acaso
como un limón crecido,
como las piedras que
caen al agua,
como el olor a menta
mañanera.
Aquí
buscando lo que no cabe
bajo el cielo,
creando una aurora de
pensamientos coloridos,
pintando en la espera
hasta el último momento
los rasgos oscurecidos e
intactos de un rostro,
de una palabra
que no pueda terminarse
con nuestras vidas.
Una palabra, un centro
de existencia
de corazón crecido,
carozo de la fruta
cuya pulpa se desprende
y cae retoñando
en el verdor disperso,
palpable
inexistente
de un deseo cualquiera,
de un musgo
de una sombra
un agua más.
C.B. 2004 - de "Accidentes geográficos"
Fotografía: Juan Carlos Crespo, tomada en Los Terrones, Capilla del Monte.
Bellamente y de agua y deseos y de pulpa. Gracias, Claudia, por este despuntarNos en palabras e imágenes. Mi Abrazo desde Rosario!
ResponderBorrarSe te extraña, mi querida Daniela!!! te dejé un mensaje por correo hace algún tiempo...Ojalá la vida también te esté prodigando todas las maravillas que deseás me prodigue a mí.Otro abrazo!
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