“Estar disponible lo es todo" Carl G. Jung
Estoy fascinada con un seminario sobre Jung que imparte Virginia Gawel y que recomiendo a todo mortal que ande por aquí deseoso de transformaciones.
Infinito mundo que se abre ante mis ojos de principianta, y que se nutre, - como también lo ha hecho la misma Virginia emulando al maestro-, en fuentes como el sufismo, el taoísmo, el budismo zen y sobre todo... (¡ Ah! Pema Chödron!) en el budismo tibetano. Montones de mitos remixados por las espiritualidades en boga que nada tienen que ver con estas enseñanzas antiguas, ni con Jung. Montones de puertas que se abren, y nociones que como vasos comunicantes articulan un sin fin de vivencias que muchos de nosotros podemos reconocer en nuestro trayecto vital. El Sí-mismo como la porción del todo en mí, o la porción de lo sagrado en mí. La noción budista de Humanidad compartida, los recursos no aprendidos que nos ofrece el inconsciente, las condiciones del propio impedimento como elementos capaces de elaborar un trauma y convertirlo en un recurso vital. Una visión original y atípica de nosotros, de nuestra arquitectura, sin leyes de atracción ni del espejo, sin más que la promesa del compromiso con el trabajo sobre sí, ese que en vez de entretenerse haciendo pocitos, va directo hacia la napa profunda.
No es el propósito de esta entrada hacer ni remotamente un resumen de todo lo que se está abordando, que es mucho, frondoso, jugoso y complejo. Sólo una impronta chiquita de lo que me va dejando, y la intención de alentar a otros.
Jung deseaba fervientemente la cura de sus pacientes, lo poseía un deseo desesperado de curar, de ver cómo, de qué modo hacerlo. Y entonces se habla en un momento de "Te doy mi alma", interesante película sobre la historia real de Sabina Spielrein, quien después de ser tratada por Jung y poder recuperarse de su padecimiento psicológico, va a consagrar su vida a la vocación del psicoanálisis aplicado a la educación infantil y a la escritura de obras significativas y originales que el Stalinismo no logró sepultar. La película enfoca también en la historia de amor que viven ella y Jung...y (aquí espoileo) el alma es simbolizada por una piedrita que Jung le dona a su por entonces paciente, nombrándola de algún modo custodia de la misma. Todos los grandes, -Freud, y después-, hablan del amor en la curación, y Jung también. Y quizás todos en nuestro día a día hemos sido curados, lavados, lamidos por palabras, imágenes, personas, actos amorosos., como si cada uno nos dijera:"Tené esta piedra: cuidala". Sostener apretadita una piedra dentro de nuestra mano, e imaginar que alguien nos ha dado el alma para que nos curemos. Eso en sí mismo es algo grande.
Y bueno, quien quiera bucear, bucee... por ahora dejo un protopoema intitulado METANOIA, que está dedicado a tres personas a quienes amo profundamente de formas muy distintas, y que también por ahora dice así:
METANOIA
Eso
que de una vez
te pone a andar
hacia donde tenías que ir
desde hace rato
Eso que otros
se desvivieron en mostrarte
Eso que no es más que un paso
hacia puertas que ya nadie más que vos podrá ver
y están ahí, esperando
ese paso, sólo el tuyo,
sólo tu obediencia al alma
sólo la entrega a los riesgos
que tu milagro exige
y te doblega, ahora sí,
con tu consentimiento
para que por fin seas.
Nada menos que la belleza
reclamando a los gritos tu porción de todo
tu maravilla en acto
tu desnuda manera de estar vivo
y donar a la tierra tu parte
tu milagro amoroso
tu llorar de belleza
como un niño que nace por segunda vez.
¡Ah! Si yo te viera, si yo
pudiera convocar un milímetro apenas
de ese magno gesto mínimo y fundante,
sería tan feliz
que lloraría de belleza también
aún si no me vieras.
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