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sábado, 1 de octubre de 2022

STELLA MARIS MARUSO: FRAGMENTOS DEL LIBRO"EL LABORATORIO DEL ALMA"

Hacía años la había visto en un reportaje y no la olvidé, hasta que la olvidé. Fue entonces cuando una amiga reciente me recordó con este libro que ella estaba activa, y que la fundación que presidía había ayudado muchísimo a su hermana, que justamente no se dirigió allí por ningún diagnóstico terminal, sino por una crisis vital. Primero comencé leyendo el libro, ya que yo me encontraba en la misma situación. El mismo, después de hacer una muy compleja descripción de los mecanismos de que disponemos para sanar o enfermar, trae las historias de pacientes extraordinarios, - como ella los llama-, a veces contados por ellos mismos, o sus familiares, otras por la misma Stella. 

Es muchísima la gente que halló en la Fundación Salud una familia, de compañeros de ruta, o un espacio de referencia y de vitalidad. Queda lejos de la Capital Federal, pero existe. Cuando la pandemia nos inmovilizó en 2020, Stella Maris lanzó con algo de temor su primer Seminario Virtual, experimental, más corto que los clásicos, y por zoom, experiencia que no dudé en realizar, y que impregnó un camino: el mío. 

Jamás excluyente de los profesionales de la Salud en el área que sea, sólo se aportan prácticas y saberes complementarios que hacen la diferencia. Y la hacen. La PINE (PsicoInmunoNeuroEndocrinología) y todas sus parientes convergen en esos raros peinados nuevos que estudian los junguianos y los neurocientíficos junto con los Lamas del Tibet, -y un creciente número de médicos y profesionales de la salud-, para dar la buena nueva de que así como pudimos enfermar, podemos hacer todo lo contrario: sanar. Nuestro cerebro se está modulando a sí mismo, tomemos o no medicaciones. Y si necesitamos tomarlas, esto no incide en absoluto en las demás drogas que con nuestra ayuda va generando por su cuenta, para curarse, desde el poder de una lágrima al de una sonrisa.


DONDE ESTÁ TU ATENCIÓN ESTÁ TU CONCIENCIA, es una frase que llevo grabada a fuego: 

¿Qué recibo del otro? ¿El amor que me da o el error que comete? ¿Dirijo mi atención a escucharme a mí mismo, con qué tono hablo, y con qué tono me hablo a mí mismo? ¿Desde dónde elijo relacionarme con los demás, qué me moviliza a actuar: el enojo o el deseo? ¿Cuál es mi motor principal: la rabia, la culpa, el cariño, el deseo de belleza? ¿Mi voz está sintonizada o no con mi emoción? 

Y como esas, tantas preguntas: ¿Advierto la belleza en medio de una tormenta interior aunque sea por unos minutos? ¿Me permito reír si eso interrumpe un momento de extremo dramatismo? ¿Atiendo la palabra del otro, sus circunstancias, trato de imaginarlas? ¿ Estoy dentro de mi mente todo el tiempo o puedo disponer de aunque sea un poco de atención para captar lo que acontece fuera, ese niño, ese perro, la poesía, el horror o lo que sea que suceda en el paisaje?

¿Dónde está mi atención y dónde mi consciencia?

Dice S. M. M:

"las creencias tienen el poder de hacer de tu vida un cielo o un infierno. A partir de ellas creas las reglas para percibir la realidad y en función de esa percepción se determinan tus acciones, pensamientos o emociones.(...) Daré un ejemplo muy claro sobre el tremendo poder de una creencia. Lo contó el Dr Benson durante el Primer Seminario de Curación Espiritual al que asistí en la universidad de Harvard, en marzo de 2001. Benson presentó el caso de un pastor protestante que sufría de una severa alergia a las rosas, a tal punto que la cercanía de un rosal le producía un shock anafiláctico. Por precaución llevaba siempre una inyección de epinefrina como antídoto. Cuando una parroquiana le pidió que oficiara el servicio fúnebre de su esposo, accedió no sin antes rogarle que no hubiera ninguna flor en el recinto. Sin embargo resultó que en el salón en donde se ofició el responso había jarrones con rosas, hecho que le provocó un inmediato shock. Fue necesario llamar a la ambulancia, hospitalizarlo y a duras penas se salvó. Al ser dado de alta, increpó a su parroquiana:

- ¿Cómo has podido hacerme eso pese a mi advertencia? En el salón había jarrones con rosas.

- Pero pastor, ¡ eran de plástico!, respondió ella."

"Hay creencias que restringen y creencias que expanden, creencias que nos tornan impotentes y creencias que nos dan el poder de cambiar nuestra vida. Hay creencias que construyen salud y hay otras que la destruyen."

"Aquello a lo que prestes atención cobrará importancia. No hay límite para los cambios que puede producir la conciencia. (...) en realidad estamos determinados para no ser programados, para poseer un gran margen de libertad y creatividad (...) No hablo de creencias o pensamientos "positivos", (...) se trata de incorporar creencias saludables a través de pensamientos saludables. (...) cuando la salud está severamente comprometida, ciertos pensamientos "positivos" pueden hacer mucho daño. Por ejemplo, muchos pacientes utilizan la repetición frente al espejo, como técnica curativa, de la afirmación "gozo de perfecta salud". Esto implica un autoengaño o lo que es más perjudicial aún: representa la no aceptación o negación de una realidad. (...) El Dr Simonton ejemplifica los tres tipos de pensamiento de una manera muy clara:

- Pensamiento malsano: "Independientemente de lo que haga, en dos años me habré muerto"

- Pensamiento positivo: " De aquí a dos años seguiré vivo y sano"

- Pensamiento saludable: "Puedo o no estar vivo, lo que yo haga marcará la diferencia"


(Fragmentos del libro "El laboratorio del alma", de Stella maris Maruso. Una puerta más.)

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