https://www.youtube.com/watch?v=SguIBUI4TYQ
"Amor y amor... ¡y nada más que amor!", de Espantapájaros (al alcance de todos), 1932, Oliverio Girondo
No creo haber escuchado nunca mencionar el verbo amar tanto como en este momento histórico. En nuestro país antes, decir "te amo" era algo excepcional, y diría que casi con exclusividad reservado para el amor erótico. Nosotros, a diferencia de los angloparlantes, teníamos y usábamos mucho la posibilidad del "te quiero", o del "te quiero mucho". El " I love you" que aplicaba tanto a la madre como al gato era cuestión de películas yanquis.
Hoy amamos a todo y a todos, todos amamos mucho, amamos fuerte, y últimamente rematamos la frase que sea (te quiero, te quiero mucho, te amo) con un "y yo más". Paradójicamente, no siempre, pocas veces, a veces muy pocas, eso se lleva bien con lo que realmente sentimos, y con lo que estamos dispuestos a hacer por ese sentimiento hacia la madre, el gato el perro, el amigo, la amiga, el prójimo, el nieto, el hombre, la mujer o el no binarie que amamos.
Y es que realmente no amamos todo el tiempo, pero ese momentito en que sí lo hicimos, en que realmente amamos, no tenemos dudas de que se trata de esto que acabo de leer en instagram (oh! las redes nuestras de cada día!) en una página de psicología (rarísimo en mí, claro).
Y me sorprendió el señor Lacan citado en esta manera de concebir la cosa. Digo que me sorprendió porque una cosa es ser paciente y otra haberlo leído. Tampoco sé quién es Chris Dunker.
Pero me alegran las coincidencias transdisciplinarias, y transalmáticas, y tal vez transoceánicas.
Ahí va:
"Yo y mis intereses, vos y tus intereses. ¿Y que hacemos? Intercambiamos nuestros intereses, negociamos. ¡No funciona!.
Lacan fue sensacional diciendo: Amor no tiene que ver con el intercambio, amor tiene que ver con un don. Es regalo. Dar, recibir. Recibir algo que es dado gratuitamente. Si aprendes a dar -gratuitamente- aprendiste a amar.
Y está lo más difícil: recibir gratuitamente. Generalmente la neurosis transforma los signos de amor que recibe del otro o en una obligación insostenible para el otro o en una deuda que él mismo nunca consigue pagar. Por eso él huye sobre todo de ser amado y así se desobliga de devolver, lo que gratuitamente recibió".
Chris Dunker
PD: acabo de encontrar a Chris Dunker, aquí una nota muy interesante
https://www.bbc.com/mundo/noticias-56489423
¡Hermosa entrada, Claudia! Bueno, como todas...
ResponderBorrarPero aquí hay una verdad de la que puedo dar fe: conozco personas a las que les cuesta más recibir que dar. Es todo cuestión de humildad y entrega. Saber recibir permite al otro ejercer ese amor de dar. Una reciprocidad que debiera ser natural, pero que en este mundo de transacciones y réditos toda acción conlleva un cálculo previo. Menos mal que aún persiste en muchos el don de dar, el don de recibir... Un acto de amor, sencillo y transparente.
¡Gracias, Claudia! Te deseo lo mejor, como siempre.
Un gran abrazo.
tal cual querido Juan Carlos! Gracias a vos, por ejercer esos dones, el de recibir y el de dar con humildad y entrega, que me consta...¡¡¡Y el de comentar este blog!!! jaja, ya que me encanta cuando sucede esta maravilla del intercambio.
ResponderBorrarNo tengo nada que agregar a lo que decís, porque yo también creo lo mismo, y que el tema de aprender a recibir en paz, es una cosa mucho más difícil y menos frecuente de lo que parece. Y también esa costumbre que tenemos los humanos de empeñarnos en recibir en cantidad y especies iguales a las que dimos, y eso no es lo que sucede, y nos impide ver lo que el otro nos está dando de verdad, desde su corazón, y desde lo que tiene para darnos. Un abrazo grandote, como siempre!