Visitantes cósmicos de buena voluntad,sean bienvenidos a este lugarcito que albergará poemas, pinturas y toditas cosas que habitan mi alma...


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martes, 18 de julio de 2023

Amores, de Marcos Silber

 


Un rinoceronte duerme debajo de mi cama.

Un rinoceronte enamorado duerme y sueña.

En la historieta, en las nubecitas

que disparan sus sueños, leo

que ama a su rinoceronta, que

con mortal pasión hechizado se detiene

frente a la pecera celeste de sus ojos

el ardiente ventanal de su boca

y que dulces latigazos de temblor

lo arrebatan con sólo evocarla leo

y leo: sólo olerle

la santidad de su carne cruda

le delira la cabezota y estremece

cada uno de sus recónditos huesos.

Yo sueño. Él sueña. Soñamos.

En realidad, no sé ya quién en lo cierto;

si yo, que cuento el humano amor de él;

o él, que cuenta el bestial amor de mí.


(de Campo minado, Summa poetica-Vinciguerra, 30° Aniversario, 1986-2016)


domingo, 3 de julio de 2022

VISITA GUIADA, POEMA DE MARCOS SILBER



Papá era analfabeto y durante toda su esforzada vida padeció esa infame condición. Tal vez de allí provenía era veneración, ese como culto reverencial por toda palabra impresa.

……….  Cierta vez descubrí el faltante de algunos ejemplares de un título que acababa yo de publicar. A mi requerimiento, mamá, no sin previo juramento de reserva, confesó: “Es tu papá que se lo lleva al mercado (donde trabajaba), allí los reparte”. Con el tiempo, una de mis más claras aspiraciones apunta a que cada una de las palabras escritas por mí acudan al espacio desierto de cada una de las palabras no escritas por él. Ese, tal vez, se constituya en el lugar más intenso del encuentro, el del deseo satisfecho, el del consuelo y la reparación, al fin, el de la victoria de la palabra de los dos sobre los hielos del silencio.

Marcos Silber –de “En camino”, en Otrosí digo, 2018–


(Fotograma de la película argentina "El abrazo partido")

lunes, 23 de mayo de 2022

NO DEJES DE ESCRIBIR, de Marcos Silber

NO DEJES DE ESCRIBIR


En la última carta me decía no te arborices. Eso me decía, no te disperses.

Enfila los soldaditos de tu factoría en dirección del mar

hasta la boca de la ballena habladora.

No te distraigas me decía, no te salgas de la inquietud, eso me decía no te apartes del cuenco donde se cocinan las perlas del mago y la voz de tu amada.

No te duermas, me decía, no te alejes de la luz, eso me decía,

la que da en la frente de la sagrada palabra. No abandones la marcha

la del felino que marca la cadencia.

Resulta tan escaso

el aire que resta en los pulmones...

Eso me decía.

El día la vida recién comienza. También la muerte la noche.


Marcos Silber 




(dice Fernando Ramiro Silber , -su hijo-, 

"Su palabra no cesa. 

La poesía para él un boleto a la eternidad."

Y lo acompaño, tantos lo acompañamos)

miércoles, 2 de marzo de 2022

Прекратить войну! / SEPIA, poema de Marcos Silber

 




SEPIA


Juega la muchachita; aún no es la madre de mí;

como relámpagos de fiesta sus trenzas, y dos /

ciruelos

de incendio en las mejillas; juega y se ve /

pequeña

que juega con los copos que juegan con ella.

En la calle de las nieves.

En Kiev.

No se muda no avanza no aparece en la /

siguiente foto

para evitar entrar en el tiempo y volverse /

después

madre de mí, y al fin dolerme, dolerme como /

agujas

de fuego en cada ojo cuando cese de ser la /

madre de mí,

y desampare, y quede yo así, dejado, como /

pequeño solo,

abandonado y solo.

En la calle de las nieves.

En Kiev.

 Marcos Silber


(Podría haber sido mi abuela, además)


jueves, 27 de mayo de 2021

MARCOS SILBER: "no dejo de escribir para no dejar de vivir."

Marcos Silber por Marcos Silber: 

Argentino. Porteño. 1934. Desde pequeño nutrido con alimento de gran valor calórico literario por parte de madre. Publicado 22 títulos personales y otros tantos en antologías varias. Me valorizo como trabajador de la palabra; mi amante inmortal.

En esa tarea me siento especialmente pleno, presente, vivo. Fuera, como huérfano en un desierto.

Recibí reconocimientos y premios diversos. Destaco faja de honor de SADE; Casa de la amistad Argentino Cubana.-La luna que;-Certamen nacional de la A P D h- Primer Premio Municipal. Finalista en Casa de las Américas y en el Premio Internacional, Victor Valera Mora.

Otros varios en Cuba, Venezuela y España.

En teatro la versión española de RAICES (A. Wesker) puesta de Nuevo Teatro.

La Amante de Borzano (Sandor Maray).

Y (ya lo dije) no dejo de escribir para no dejar de vivir.


ALGUNOS POEMAS

Cosas/Cositas


Se van a quedar así, eternas en estante biblioteca

como desde un mirador a la nada?

(No se hagan las distraídas). Saben que

en la noche de algún día, la recaudadora de vida

va a llegar, me bajará del elenco

y cargará hasta el hoyo final.

Pan para la boca del recuerdo, cosas y cositas

(no se hagan las distraídas) lejanas, impasibles,

oyen el negro golpe de la llamada, y van a quedarse?

Así, muerto de aburrimiento el acero virgen

de cuchillos decorativos?

Así, el tiburón de jade que sueña

con la ballenita de los ojos de almendra?

Así, el trofeo- deportivo-

de cuando mi topadora corporal iba, sólo iba?

Así, las pipas de los humos que el viento se llevó?

La cajita -madera raíz de árbol memorioso-

guardiana del rizo dorado de?...

Así, la torrecita biznieta de la abuela Eiffel?

Cosas y cositas (no se hagan las distraídas)

se van a quedar así, sin una queja, un alboroto

de resistencia, un corte de ruta?

Así, desertoras, mirando para otro lado?

Y usted, Don Fernando Pessoa –mudado a retrato–

(marco de plata, qué menos).

Es posible, pregunto, ni una arruga de ceja suya,

ni un guiño para este pagano?

Este yo que lo veneró, este devoto de cada otro suyo.

Usted también Don Fernando?

Usted también?



FOXTROTS 

No te asombres nena 

-sucede cada vez que nos pensamos

un piano aparece en la playa; 

baja de no se sabe, hasta el centro del paisaje. 

Ahora, si cerramos los ojos 

nos veremos adentro de la canción,

la nuestra. 

Hay un piano en la playa. 

Con melodía de llamarnos, de llamar. 

Casta la imagen, blanco y negro; 

inocente y feroz -como la misma vida

No te asombres nena

-sucede cada vez que nos pensamos

hasta el centro del paisaje 

desciende un piano en la playa; 

pregunta por nosotros, 

por la última noticia de los dos.


(De su libro "Desembarcos", 2015)


LEVITACIONES

Ungaretti escribe y es la querida que lee

"Goce" del poemario "La Alegría"

Fugado de su muerte en Venecia 

llega Mahler que ve luz y entra

para musicar la tarde.

El gran sabio - lo llaman Dios-

me sopla al oído: 

"atrapa la escena, hombre, embóscala,

demora el cuadro y súmate;

no te pierdas al poeta

ni al musicante ni a la querida, 

y quédate en el adentro más vivo del vivir

en este ahora hambriento de más y más"


(De su libro "Levitaciones", 2016

domingo, 23 de mayo de 2021

MARCOS SILBER PARTIÓ EN SU CABALLO DE PLATA

Mañana y estos próximos días supongo que habrá muchas notas recordándolo, y si es así, será muy bueno, será magnífico.

Marcos Silber partió hacia el infinito en su caballo de plata. 

Viejo lindo, -perdoname la confianza para llamarte así- , quiero ser parte de tu harén eterno, de ese fogón inmenso tan lleno de amigos... ¡cómo me hubiera gustado ser tu hija, tu familia, haberte conocido mucho antes!.

Dicen quienes te conocieron mucho más que yo que siempre fuiste así, un ser tan generoso, tan querido y querible, además de tan buen poeta.

Te conocí sin proponérmelo y sin saber ni quién eras, cuando presenté en el Café Literario Antonio Aliberti "Accidentes geográficos". Leí varios poemas, y cuando terminé te me acercaste y me llamaste aparte. Me dijiste: "piba, me gustó mucho cómo escribís, me llegó, te digo en serio...Cuando escuchaba me pregunté ¿quién será esta piba que escribe así?". Le agradecí emocionada sus palabras y le pregunté su nombre. "No importa mi nombre", me dijo. Y luego le pregunté a una de las poetas que organizan ese encuentro, a Nora Nardo. "¿quién es ese señor?". "Marcos Silber", me dijo, y que era un honor que le hubiera gustado lo mío, porque era un gran poeta.

Yo no me movía en el mundillo poético, y la verdad es que me resonaba su nombre pero no sabía quién era. Cuando volví a casa me puse a guglearlo y por supuesto que encontré poemas para deleitarme un rato largo, y un reportaje en el que contaba su vida, la historia de su padre analfabeto, y la historia de su accidente y su depresión que lo hicieron perder el trabajo y ganar la poesía para siempre.

Un día nos encontramos en un café por Santa Fe y Scalabrini Ortiz, me invitó como un caballero a un té con unas masas y le obsequié mi libro. Tuvimos una hermosa charla que no olvidaré. Aunque para mí fue única, no fui la única destinataria de ese tipo de reconocimientos. Él siempre alentaba a todos los poetas que empezaba a conocer con una inmensa generosidad.

Era un tipo alegre, vital, siempre nutriéndose de cuanto evento poético y artístico pudiera, siempre preñado de sueños, y generando espacios de encuentro, dando a luz nuevos proyectos... Joven a sus ochentipico, con una vitalidad envidiable robada a sus achaques, sexy, "el seductor sin vacaciones" como bien lo han dicho las queridas Pretextas, esa gente que deja marca, no cicatriz, como dice el dicho.

Por eso lo lloré casi nada, él no hubiera querido me parece. 

Esa gente se desprende del árbol como un fruto y se vuelve a la tierra sin hacer mucho ruido, para nacerse eternamente.

Nunca se van. 

Acompañan. 

Son semilla.

¡Gracias Marcos Silber! ¡Buen viaje, maestro!


1911, POEMA DE MARCOS SILBER


Lo veo.

Desde la borda del poema lo veo.

Catorce años tiene él que va a ser mi padre.

Viene en “Arlanza”. No me ve.

No tiene rostro la tierra que lo espera.

Avanza la nave que muerde aguas de extraños idiomas.

No lee ni escribe el que va a ser mi padre.

Helado trae el dibujo de la letra.

Oigo el naufragio de sus vapores de adentro

y su silencio me da garrotazos por la cabeza.

Grandotas tinieblas le bailan alrededor.

Duele el frío sobre la cubierta.

El muchachito no me ve pero me dicta:

“congoja”, apunte la palabra “congoja”, hijo,

y apunte “susto”, y no deje de apuntar “soledad”.

Una palabra de lana vuela hasta su cuello,

otra de abrigo desciende sobre sus hombros.

No lee ni escribe el que va a ser mi padre.

Respira un verde aire de consuelo

cuando me sueña escribiendo

en su sueño de más felicidad.

Y se detiene el que será su forzado carro de labor

para dictarme: apunte, hijo,

la palabra “trabajo y “techo” y “cama” apunte

y también “sopa de pollo

con sus flotantes monedas de oro”.

Lo veo. No me ve.

Le oigo: “tome la mano, hijo,

guíela,

escribamos”.