https://www.youtube.com/watch?v=u2p5hYr5ZBM
Llenarse de lágrimas por dentro, ese dolor que sana dentro de las canciones...
Eso, y que en cada tango que ofrecieron estaba el alma de mis amigos: ella, la que se jugó por un hombre que se acababa de separar después de un matrimonio de esos para "toda la vida", y que decidió a su vez hacer lo mismo.
Él, ese hombre tímido, eternamente disfrazado de capricorniano, con un corazón y una capacidad superlativa de amor. Él, mi compa de añares en la escuela amada, el mismo que tuvo que velar a su hijo mayor hace pocos años, estaba ahí, en el ruedo de la vida, como guitarrista del dúo de tango que esta noche logró llenarme el cuerpo de esas lágrimas y no otras.
Ella, decidida en su decir y en su moverse, la cantante del dúo, allí plantada, como plantada estuvo en aquél día aciago, la compañera con quien él logró hacerse más blando y más sonriente. Y ambos brillando, conmoviendo, como si ahí no hubiera entreverada cicatriz alguna, haciendo de la emoción de vivir una fiesta.
Cuánto para aprender en una sola noche, de dos que se casaron sexagenarios y sexagenarios afrontan desafíos de pendejos con la gracia más fresca que nunca.
Todo es abrazo después del espectáculo, que además sumó otro dúo enorme de tangueros con fuelle, durante cuya actuación todas las tabas repiquetearon, y mi mano recién salida del horno se animó a amagar un par de acordes sobre el piano de mis rodillas.
Eso, y que otra compa que fue a verlos me sorprendiera a su vez con un modo más alegre y delicado que cuando estando en funciones escolares su mal humor llegaba a la celebridad, y que a su vez esté bailando tango hace ya años, fueron pruebas elocuentes de que la vida anda ahí mostrando los naipes a quien quiera ver su juego.
El pibe pelilargo entusiasta que grababa todo y aplaudía iluminado, resultó ser el hijo menor de mi amigo. Al hablar de eso, menciona cuánto desearía que estuviera el otro también, pero sin que su rostro se demude, casi el mismo tono emocional con que dirá luego que de todos los conservatorios y escuelas por las que pasó, como el BOA no hubo ninguna igual, no habrá ninguna.
Aquí la letra de uno de los muchos tangazos de esta noche, uno de los que te calan hasta el hueso. De la maestra Eladia Blázquez.
SIN PIEL
¡Ya sé! Llegó la hora de archivar el corazón...
De hacer con la ilusión, que no me va a servir
Un lindo paquetito con una cinta azul,
Guardarlo en el baúl y no volverlo a abrir...
Es hora de matar los sueños,
Es hora de inventar coraje
Para iniciar un largo viaje
Por un gris paisaje sin amor
Voy a aprender a llorar sin sufrir,
Sin detenerme a mirar una flor,
A encallecer lentamente
¡Igual que la gente sin alma y sin voz!
Voy a entender que se puede morir,
Y latir al compás del reloj;
Como una máquina fiel
Igual que un robot sin piel
Después de haber sentido hasta el dolor... a los demás,
De darme sin medir, de amar sin calcular,
Llegó la indiferencia metiéndose en mi piel
Pacientemente cruel, ¡matando mi verdad!
Saber que no me importa nada...
De alguna vibración pasada;
Y caminar narcotizado
Por un mundo helado sin amor.