mi mano derecha es un árbol que crece desde dentro mientras mi izquierda baila en este teclado
un árbol talado que retoña, pero antes de celebrar siente
el dolor
en su muñeca como acaso habrá sentido
el grandote gomero aquél cuando veía desde mi ventana cómo le partían la copa que luego cayó
ahora ella, mi mano derecha, reconstituye sus tendones y nervios entreverados
que como vetas de madera recrean el fractal eterno de la vida
y se bifurcan y trifurcan y se ramifican mientras se llenan de brotes verdes
como respirando se alegran, se acarician se laten se lamen
y forman un trino encendido. De a poco
un pajarito feroz y tibio apoya su pecho en mi esperanza
Y cuando las ramas-vetas- venas de mi mano florecen, se unen al
piano de madera en que mi infancia aprendió a tocar oh susana
y decidió cantar
Entonces mis dos manos se unen en un movimiento ahora posible
y al juntarse como en un rezo
forman entre ambas una V invertida con que invocan y convocan el aroma de los nardos
dulce aroma
refrescando todo
(Poema escrito con la zurda)
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