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domingo, 6 de junio de 2021

IMAGINAR


Dice Rosa Goldenberg:   "me fui a sentar al sol a leer un fragmento del último libro de Norman Fisher, un monje zen occidental que me encanta como escribe, y que se llama The World could be otherwise (El mundo podría ser de otra manera).  No voy a hacer una reseña del breve fragmento, ya que apenas leí las generosas 15 páginas que me regaló Amazon para que compre el ebook completo. Solo les introduzco, traduzco y transcribo las maravillosas ideas que iluminaron mi mañana de ayer. 

Él empieza contando una historia que le llegó de alguien que a su vez le llegó de otro alguien que a su vez le llegó de algunos otros que estaban en el lugar cuando ocurrió. Y es la historia de un tal Robert Desnos, un poeta Francés judío en un campo de concentración, y la manera en la que consiguió salvarse él mismo y a un grupo de otros prisioneros que iban hacia las cámaras de gas. Dice Fisher que cuando llegaron en el camión a las barracas:

“…los prisioneros descienden lenta y silenciosamente, como en un sueño…Y entonces Desnos  salta hacia arriba, agarra la mano del hombre detrás de él y comienza a leerle la palma.  Y le dice: "¡Estoy tan emocionado por ti, vas a vivir una vida muy larga! ¡Vas a tener tres hijos! ¡Una hermosa esposa! ¡Riqueza! ¡Tan fantástico! ¡Tan maravilloso!" 

Así con una alegría interminable, Desnos lee palma tras palma, la de todos los hombres del camión. La atmósfera del lugar se transforma por completo. Los prisioneros sonríen, se ríen, se saludan y palmean unos a otros en la espalda. Aún más sorprendente, los guardias también se ven afectados. Ahora, con este acontecimiento absurdo y sin precedentes, la repentina y gratuita presentación de una realidad alternativa, rompe lo que venía ocurriendo todos los días. Conmovidos y deshechos por la alegre escena que tienen delante, ya no saben qué hacer y no pueden seguir adelante con las ejecuciones. Así que llevan a los prisioneros al camión y los envían de vuelta al cuartel…”

Dice Fisher que recibió esta historia del poeta Alan Bernheimer, traductor de Desnos, que la obtuvo de la escritora Susan Griffin, que la escuchó de su amiga Odette, escritora y sobreviviente del Holocausto. Dice que cuando la escuchó por primera vez, se sintió tremendamente conmovido. Pero entonces pensó, ¿es cierto? ¿Realmente sucedió? Suena un poco demasiado bueno para ser verdad. Y se puso en contacto con Griffin para preguntarle. Ella dijo que lo creía. Odette, le dijo, que no presenció el evento, pero había oído hablar de él de personas que dijeron que sí lo habían visto. 

Durante semanas, dice Fisher, que llevó la historia en su corazón, como un koan Zen, preguntándose, dándole la vuelta una y otra vez. Hasta que un día se dio cuenta: “… ¡Por supuesto que esta historia es verdadera! Definitivamente, absolutamente cierta. De una manera u otra, sucedió. La imaginación es poderosa. Crea su propia verdad autovalidante lo suficientemente fuerte como para efectuar la transformación interna y externa”. 

Y sigue:  “Cuando digo que estoy absolutamente seguro de que esta historia de Robert Desnos es cierta, no quiero decir que estoy seguro de que sea una ocurrencia objetivamente verificable. Quiero decir que la historia, como historia, es sin duda cierta. Siento su verdad y me cambia, porque expresa algo esencial sobre lo que somos como seres humanos”.

“La imaginación es poderosa. Es esencial para nuestra humanidad…Todas las producciones imaginativas surgen del inconsciente para expandir el alma, para ayudarnos a sentir quiénes somos realmente y lo que realmente es el mundo. Nos ayudan a ir más allá de la perspectiva unidimensional habitual de nuestras percepciones externas y emociones temerosas. La imaginación no es un escape de la realidad”.

“La imaginación profundiza y enriquece la realidad, añadiendo textura, profundidad, dimensión, sentimiento y posibilidad. La verdad es que todo lo que es creativo y noble en nosotros, en última instancia, proviene de fuentes en la imaginación. Sin imaginación la realidad es demasiado plana, demasiado fáctica, carente de color y fervor. Para ir de lo posible a lo imposible, tenemos que imaginarlo”.

“Todos somos conscientes del mundo más allá de nuestros hogares, a través de los ahora omnipresentes medios de comunicación, que se han convertido en nuestro sistema nervioso colectivo, estremeciendo nuestra atención con constantes sacudidas de información verdadera y falsa sobre problemas políticos, ambientales, económicos y sociales. Esto se convierte en la materia de nuestra psique y de las conversaciones. ¿Qué deparará el futuro? ¿Cómo va a ser el mundo para nuestros hijos y nietos? ¿Habrá mundo? El pavor llena el aire.  A veces lo sentimos, pero la gran mayoría no lo puede sentir. Es demasiado. ¿Qué podemos hacer realmente al respecto? Estoy convencido de que el mundo podría ser, y en realidad es, todo lo contrario, que sus posibilidades no tienen por qué limitarse, y en realidad no lo están. Lo tangible, lo conocible, lo negociable, los datos que estamos recopilando constantemente sobre prácticamente todo lo medible, nos dan la ilusión de que conocemos el mundo. Pero el mundo es más de lo que sabemos”.

“La imaginación no mide, ni idea ni instrumentaliza. No define ni manipula. Su naturaleza, en cambio, es abrir, mistificar, deleitar, conmocionar, inspirar. Se extiende sin límite. Salta de lo conocido a lo desconocido, eludiendo más allá de los hechos, visiones e intensidades. Aligera el pesado mundo circunscrito en el que creemos vivir. Juega en el extremo profundo, donde el corazón y el amor se mantienen en el poder. La práctica espiritual es uno de los sitios clave de la imaginación…”

Nota: Robert Desnos fue un notable poeta surrealista, comprometido con la Resistencia en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, quien después de pasar por varios campos de concentración, muere de tifus semanas después de la Liberación. Su obra así como su biografía aparecen en la web.


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