Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria disculpa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra disculpa: esta persona mayor puede comprender todo; hasta los libros para niños. Tengo una tercera disculpa: esta persona mayor vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueron suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona mayor fue en otro tiempo. Todas las personas mayores han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, entonces, mi dedicatoria:
A LÉON WERTH CUANDO ERA NIÑO
Esto dice Antoine de Saint Exupery en su dedicatoria de El Principito.
Cuando busco quién fue Leon Werth, la web me dice esto:
Léon Werth (Remiremont, 1878-París, 1955) fue escritor, periodista y crítico de arte, íntimo amigo de Sant-Exupéry y a quien éste dedicó El principito. Antimilitarista tras su experiencia como voluntario en la I Guerra Mundial, anticolonialista después de su estancia en Indo- china, hombre de izquierdas desengañado del stalinismo, su vida y su obra se distinguen por su avidez de conocimiento y su compromiso cívico y social, al margen de los partidos políticos, in- dependencia que le granjeó enfrentamientos y cierta incomprensión entre sus contemporáneos.
Y también:
Léon Werth (Remiremont, 17 de febrero de 1872; París, 13 de diciembre de 1955) fue un novelista, ensayista, poeta, crítico de arte y periodista francés, de ideas anarquistas y antimilitaristas.
Saint-Exupéry conoció a Werth en 1931, y pronto se convirtió en su mejor amigo. Werth no tenía mucho en común con Exupéry, pues era anarquista, y su padre era judío. Tenía veintidós años más que Saint-Exupery, y un estilo de escritura surrealista.
Saint-Exupéry le dedicó dos libros: Carta a un rehén y El Principito, y se refirió a Werth en tres más. La dedicatoria en el prefacio de El principito es considerada una de las mejores dedicatorias jamás escritas.
Durante el principio de la Segunda Guerra Mundial, mientras escribía El principito, Exupéry vivió en un departamento en el centro de Nueva York, pensando en Francia y en sus amigos. Léon Werth pasó la guerra en Saint-Amour, su aldea en Jura, una región montañosa cerca de Suiza donde él estaba "solo, frío y hambriento". Saint-Exupéry volvió a Europa a principios de 1943.
En el final de la segunda guerra mundial, cuando Exupéry ya no estaba vivo, Léon Werth dijo: "la paz, sin Tonio (Exupéry) no es enteramente la paz."
Tuvo también amistad con con Maurice de Vlaminck y Octave Mirbeau.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
(...)
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte
(...)
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
(...)
A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
El mundo separa demasiado los afectos, se empeña en llamar "amor" sólo a aquél que incluye la pasión, el deseo físico, además de la comunión de las almas.
Yo creo que se pierde una parte muy importante en esa atribución unívoca, ya que la comunión almática profunda y sincera que se vive en una amistad de esas privilegiadas, es algo demasiado conmovedor y hondo como para pasar como una vivencia de segunda.
Creo que es algo a deconstruir este fenómeno tan propio de heterosexuales de sospechar de la índole del amor en quienes son capaces de sentir profundamente la amistad, tanto por alguien del mismo sexo como por alguien del sexo opuesto. Ese eros expandido huele a algo incorrecto, excesivo en el caso de los amigos, aunque tampoco se comprende el "enamoramiento" como emoción que podemos sentir no sólo por hombres o mujeres, sino por los hijos, los niños, por la belleza en todas sus formas, por los animales y las flores.
Pero en fin, sea como fuere, muchos de nosotros conocemos la dicha de la amistad profunda, que como todo vínculo genuino, además de magia puede tener dificultades, sobre todo si resiste el paso del tiempo y los cambios en la vida.
Así como el nacimiento de la Filosofía en Occidente parece estar ligado al dolor de Platón frente a la muerte de Sócrates, creo que sería hermoso dar cuenta de las muchas amistades que han fundado en este mundo al menos, una buena historia.
https://www.youtube.com/watch?v=FtOSFGuZpg4
"A los amigos del alma" de Orlando Miño, por Julio Lacarra
No hay comentarios.:
Publicar un comentario