Hay que aprender a ser dulce
Aprender a ser mala
Lo suficientemente dulce
lo suficientemente mala como para ser
lo suficientemente buena
Hay que aprender del modo en
que se abren las corolas
cómo era eso de sentir Amor y expresarlo
Y de los perros, eso otro
de no confundir gruñidos con mordidas
De los gatos a amar en libertad y que todos se hagan cruces
cuando se van de la casa por la noche
sin dejar ni una nota
De la costra del pan, a esconder la ternura ante dentaduras ingratas
Del sol, a irse a dormir sin culpas por dejar de iluminar el mundo
Y de la luna, a que te admiren en medio de la oscuridad
Hay que aprender de la piedra a que te digan
lo dura que sos y lo insensible
Mientras el río te canta un piropo milenario.
Hay que aprender a andar sabiendo quién se es entre los que no te saben
Hay que aprender a abrirse y cómo hacerlo
Y aprender a cerrarse eficazmente
del ruido de los otros
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