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martes, 15 de junio de 2021

BIODANZAR

 

En biodanza aprendemos cosas, Wilson. A veces reafirmamos las que de algún modo vivían en nosotros. Otras veces, en cambio, incorporamos formas, maneras que no se nos habían ocurrido antes para expresarnos y compartir.

Hay muchas situaciones y vínculos que se vivencian de este modo que va derecho a la emoción, al sentir.

En el encuentro de verano al que asistí en enero de dos mil veinte, danzamos muchas situaciones de la vida. Una de ellas fue la del hilo rojo, ese que nos une y nos aleja y nos vuelve a reunir con nuestros seres amados. Hoy prefiero imaginarlo de color azul, no sé por qué.

También hubo algo muy especial, que, -luego, en el grupo al que ahora asisto-, volvimos a repetir, y que me resultó muy pero muy hermoso. Se trata de un ejercicio a dúo. Uno de los dos lleva al otro y ese otro se deja llevar a ojos cerrados. En el encuentro al aire libre incluía también guiar al compañero a distintos lugares para que contactara con troncos de árboles, con flores, con objetos o con la tierra… Luego se invierte la cosa, y el que fue guiado, guía.

La mirada blanda, por ejemplo, es otra cosa muy interesante. Desde la pandemia hacemos vía zoom. Y es increíble cómo las miradas se dejan sentir. Y cómo las consignas vividas en solitario puertas adentro igual crean un clima compartido intenso.

Hace muy poco danzamos con nuestros ancestros. La imaginación, usada para reparar, para crear o recrear escenas posibles...para desatarnos de las historias repetidas hasta el hartazgo, e imaginar sintiendo, otras historias.

Siempre hay muchos caminos, diversos, no todos nos sientan bien, pero de todos al menos un poquito aprendemos si realmente queremos. Hasta de eso que no pudimos aprender en su momento porque estábamos bloqueados,cuando llega ese otro instante en que sí queremos, sí deseamos con todo nuestro corazón transformarnos, ahí de pronto se amasa todo lo visto y lo oído durante años, se entrelazan los sentidos, se desenlazan, se vuelven a entrelazar  y encontramos de pronto respuestas largamente anheladas.

Ese es el momento en que  aprendemos sin distingos del señor que pasa por la calle tanto como de un maestro, aprendemos de todo lo que nos sucede.

Y biodanza es un camino noble que no se apoya en la palabra sino en la vivencia, en eso que nos atraviesa al sentir las emociones. ¡Cuántas caricias al alma que se pueden dar y recibir! Y cómo lo esencial se pone en juego donde siempre estuvo. En el contacto, en la mirada, en la emoción compartida y en lo que la mueve.

Creer en eso. Creer en la belleza percibida como tal, Wilson.

Poder pegar el salto hacia donde la vida vive. 


 

https://universbiocentric.com/2021/06/11/estar-bien-desde-la-perspectiva-de-biodanza/?fbclid=IwAR3uhnAr1vt-S0gvZJUo_O3VcxkHYx2ZkqqtYvY6Z0EVq5s9GPUUkZ0eHZ4

Este hermoso artículo que precede mi pequeño relato explica mucho mejor de qué se trata.

 

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