Verde acontecer el de los rompedores de átomos,
Ya viví tu Tiempo, Señor sin lágrimas.
Nunca supe procrear tu sátiro,
y tú negaste ser el músico de mi alma...
Mis páginas revelaron aniquiladores lánguidos,
odio, amor y consagraciones nefastas.
Tu gran mano sólo bendijo los teclados,
las ballenas metálicas y la tristeza blanca.
No fui nada, es cierto. Tú tampoco.
A menos que las armas fecunden
y el infierno baile con el cielo en tus ojos...
Verde acontecer, el de los rompedores de sangre.
Tu reloj vegetal ya es olvido de monedas.
Donde sonaba la ciega canción de antes,
allí mi máscara vi fundirse con tu belleza.
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